Finaliza la semana más loca de los upfronts norteamericanos tras mediáticas renovaciones, cancelaciones y apuestas que de momento solo sirven para llenar porras, de nuevo entre el moderado hype de los tráilers y el escepticismo de estar ante el aperitivo de otra temporada desastrosa. Otro año de upfronts que ni frío ni calor, otro año de networks cada vez más canceladas y poco a poco ausentes en los rankings especializados, incluso en las redes sociales; un panorama para cagarse de miedo ante el empuje de un cable siempre al día –a HBO, Showtime y AMC se suma una FX cada vez más aclamada– y nuevas plataformas con ojo para los bombazos seriéfilos –Netflix y sus House of Cards y Hemlock Grove–. Aún así, entre promo y promo de pilotos mainstream o más discretos, del blockbuster de SHIELD de ABC a la prometedora The Michael J. Fox Show de NBC, parece que la televisión en abierto ha decidido empollarse el cable y adaptarlo de nuevo a sus posibilidades. Entertainment Weekly publicó unos meses un decálogo de consejos de calidad, a partir de The Walking Dead, que las networks deberían aprenderse y que, a pesar de ser una selección particular, son bastante certeros a la hora de localizar los pilares de la nueva década de ficción. El peligro es, precisamente, tomárselo demasiado al pie de la letra.
Incluso la que acumula ratings más resultones se ha puesto
las pilas. CBS, la estrella procedimental, de las clásicas CSI y NCIS a las
actuales Elementary, Person of Interest y The Good Wife; la reina de las
comedias, con imprescindibles como The Big Bang Theory y 2 Broke Girls, se la
juega con un político más arriesgado –volvemos al decálogo de James Hibberd: más
reales, más seriales, más pacientes, más valientes–, Hostages, la que parece su
gran apuesta para 2013/2014. Aparca el otro gran proyecto, Intelligence, el regreso de Josh
Holloway, en los formatos de tramas horizontales, que le han dado series muy
longevas pero con gran desgaste y casi invisibles ya en tops y redes sociales, de Dos
hombres y medio a Cómo conocí a vuestra madre, cuyo último cartucho, el de la
señora Mosby, ha conseguido reconciliarla con el fandom. Algo que
ha resultado artificioso en Fox, quizá por haberse confiado demasiado en intentos
revolucionarios como Terra Nova o la decepcionante The Following. Aún así, la network reducirá el número de episodios de algunas de sus series para darle baza a la serialidad. En la próxima temporada invocará el espíritu
Fringe en Almost Human y confiará en las comedias: a New Girl y The Mindy Project, su cara más amable, se suman Us & Them y Brooklyn Nine-Nine, entre otras.
Lo de NBC sí que es para echarla de comer aparte. El barco capitaneado por Bob Greenblatt, que pareció querer renovar la network tirando
de su expertise en el cable de Showtime, lleva tiempo enviando señales de SOS. Los
upfronts, que se han llevado por delante a series no del todo desastrosas como
Go On, The New Normal o Smash (bueno, Smash sí fue desastrosa) pero no han dicho
palabra sobre Hannibal, siembra nuevas dudas: las mediáticas Crossbones y
Dracula y la prometedora The Michael J. Fox Show (¿su nueva 30 Rock?). ABC también
remienda descosidos –nos hemos mondado de la risa, en el mal sentido, con sus
grandes del año pasado, Revenge y Once Upon a Time– a base de efectos
especiales que de momento no pasan de un buen tráiler, el de Marvel's Agents of SHIELD, tras una temporada en la que han sobrevivido pocas novatas, Nashville y
The Neighbours. La misma línea tradicional, segura y sin grandes ambiciones,
consagra también The CW, otra con buen tiento a la hora de programar y de la
que se han salvado su ojito derecho, Arrow, y The Carrie Diaries. La network
teen, que ya ha testeado The Originals, se arriesgará con el histórico adolescente en Reign y persevera en el
fantástico con The Tomorrow People, The 100 y Star-Crossed.
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