“Londres, 1874. Estate alerta. Esta ciudad es extensa y complicada, y no sabes lo que te puedes encontrar. Crees, por otras historias que has leído, que la conoces bien. Esas historias te complacieron. Pero eres un extraño de otro tiempo y otro lugar”. Así comienza la narración de The Crimson Petal and the White, la miniserie de cuatro capítulos estrenada a principios de abril por la BBC Two, probablemente uno de los proyectos más arriesgados de la cadena británica en los últimos años. Y no podría haber mejor comienzo para una historia que, no sólo en la adaptación televisiva, sino también en la novela original, es claramente consciente de su transgresión narrativa y formal, de su intención deliberada de violentar los límites impuestos por la ficción clásica.
De hecho, la versión literaria, publicada por Michel Faber en 2002 bajo el mismo título (traducido al español como Pétalo carmesí, flor blanca por el contraste de los dos personajes femeninos), acerca de una joven prostituta un tanto manipuladora, está considerada como uno de los ejemplares más ilustrativos de eso que los gafapastas llaman cultura posmoderna de la pasada década. O dicho de otra manera: podemos aventurarnos a afirmar que The Crimson Petal and the White es una traslación televisiva y malrrollera de la estética desarrollada por pelis como Romeo y Julieta y Moulin Rouge (curiosamente ambas de Baz Luhrmann), incluso el último Dorian Gray (haciendo un gran favor al último ejemplo con la comparación), pues combina a la perfección la sensibilidad contemporánea y las convenciones de la literatura folletinesca clásica; algunos valientes dicen que Charles Dickens habría escrito esta historia si hubiera tenido algo más de libertad, y otro tanto para Wilde.
Y es que es cierto que The Crimson Petal and the White (de nuevo me refiero a ambas versiones) amplía los límites de lo políticamente expresable en una narración convencional, tanto en el argumento como en lo visual (Zola también habría envidiado esos ambientes sórdidos y desagradables de la serie para su propia Nana). Ya desde la primera (y genial) escena, la producción armoniza de manera inquietante la densidad de la prosa victoriana de la novela y una planificación audiovisual muy dinámica, intuitiva, que se basa en el montaje rápido para introducir al espectador en la mente maquiavélica de la protagonista, Sugar (Romola Garai). Esto sirve de aviso para navegantes; el episodio piloto es un filtro incómodo para el público más perezoso, pues, siendo sinceros, es innegable que la historia impone unas reglas del juego un tanto agresivas. Pero es un coste muy bajo; puede que The Crimson Petal and the White sea uno de los descubrimientos de la temporada. Imprescindible y perturbadora.
Tomo nota, la verdad es que no sé si me va a dar tiempo a verla estos días de vacaciones así que me estoy planteando maratonearla cuando acabe a finales de mes, pero con opiniones como la tuya me cuesta esperar. La pintas tan bien que creas mucho hype :P
ResponderEliminarMuchas gracias, Ishtar... A lo mejor es que yo soy muy freaky de este tipo de series, pero es indudable que merece un primer visionado, aunque sea por todas las cosas nuevas que propone y por lo cortita que va a ser. Cuando te animes con ella escribe algo y la comentamos más en profundidad :D Gracias again!
ResponderEliminarIncreíble post! estoy deseando verla, mucho más tras leer tu reseña. Vaya referencias te gastas! Por cierto, a ver si se reconoce por fin a Gillian!
ResponderEliminarJejeje gracias!! Como ves, ya he descubierto otra serie más con la que ponerme pesado... Anímate a verla; yo creo que te gustará, pero si no merece la pena ver lo atrevida que es la BBC últimamente (con esto también me refiero a Silk, ejem...).
ResponderEliminarNos has puesto los dientes largos con esta miniserie, ¡quiero verla ya!
ResponderEliminar¿Hace un gran favor al último Dorian Gray? Jajaaja menos mal porque vaya bluff de peli, sólo se salvó Firth...
Gracias, Nat. Tienes que verla; lo único malo es que va a ser muy corta :D Lo único que me gustó de Dorian Gray fue ver a Dorian en plan rompebragas explicitamente... seguro que Wilde hubiera estado más cómodo en este siglo jeje
ResponderEliminarYa he visto hasta el capítulo 3, y soy más feminista que nunca, jeje. Lo que pasa es que te deja un mal cuerpo impresionante. Espero que la época no fuera así de verdad, o al menos, no del todo...
ResponderEliminarJejeje y qué te ha parecido, Laura?? Yo he de decir que todavía no me he puesto en serio con ella. El piloto me encantó, y un comienzo tan bueno lo hay en pocas series...
ResponderEliminarCon lo bonito que es Londres en Regreso a Howards End... jijiji