SPOILERS de Hitting the Fan, de la quinta temporada de The Good Wife
Es muy complicado hablar de The Good Wife sin repetirse. Se
ha convertido en una de esas series que los haters de lo best seller, que
todos lo somos un poco de vez en cuando, se niegan a ver como castigo al hype,
aunque conozco a pocos que se hayan arrepentido de darle una oportunidad. Aún
así, The Good Wife no es inmune a las críticas; es cierto que peca en ocasiones
de tramposa y de dar el golpe en la mesa en los últimos capítulos para salvar a
su protagonista, Alicia Florrick, a la que en estos cinco años otros personajes
han ido adelantando en el top ten de féminas arriesgadas. Sin embargo, es
imperdonable no decir que es la mejor serie que se emite ahora en
abierto, tan entretenida como inteligente, o al menos la mejor para los que
queremos disfrutar tanto como flipar con maravillas de guión y dirección. Por
fin se ha estrenado Hitting the Fan, el capítulo al que los talifanes de The
Good Wife llevamos meses refiriéndonos como la Boda Roja (fue a Graham
Phillips, que interpreta a Zach Florrick, al que se le ocurrió la mediática comparación), un episodio especialmente memorable dentro de esos dos de cada
tres episodios memorables que nos da la serie. La Boda Roja de The Good Wife
pondrá de acuerdo a apocalípticos e integrados: estrategias políticas, dilemas
morales y Alicia Florrick, de nuevo, entre la espada y la pared.
Hitting the Fan, expresión con la que los norteamericanos se
acercan a eso de 'arder Troya', comienza cuando Diane informa a Will de que Cary
y Alicia planean formar su propio bufete con sus mejores clientes. Y
efectivamente, Troya ardió con una de las escenas más potentes de la serie, en
la que Will destroza el escritorio de la Florrick antes de echarle en cara su
traición. Éste será el punto de partido de las maniobras de guión de los King,
que escriben el capítulo (dirige James Whitmore, otro incondicional), 42
minutos de enfrentamientos y giros políticos que marcan también un hito en el
desarrollo del personaje de Julianna Margulies. La mujer del Gobernador de
Illinois, víctima del quiero y no puedo entre sus propios deseos, sus deberes y
sus ambiciones, aceptó abandonar Lockhart & Gardner para alejarse de Will y
apostar por su renovado matrimonio, pero también para dejar de ser la moneda de
cambio de jefes. Alicia saldrá de la compañía por la puerta de atrás, entre la
humillación y la culpa que subyace a la traición de la que lleva siendo
consciente varias semanas (el dilema explota en el ascensor, espacio simbólico
que ahora ocupa ella sola), pero pronto se levanta para luchar por su futuro. "Vamos
a por vosotros, a por todos vuestros clientes, todos por los que
trabajamos hasta que llegabais para llevaros el mérito", amenaza
Alicia a Will y Diane, y para ello será capaz de hacer la vista gorda sobre las
trampas de Peter.
No diréis que Alicia Florrick no es cada vez más una versión
femenina y light de Walter White. La abogada consigue arrastrarnos en su
dilema moral: no dejamos de ver a Diane y Will como sus valedores y sentir
morriña por los ratos felices, sobre todo los de cama, pero no es menos cierto
que la mujer del político corrupto fue siempre el comodín de Lockhart &
Gardner. En esto también mete The Good Wife su pullita de actualidad: cómo las
grandes empresas manipulan a sus trabajadores en época de crisis (acordémonos de los tejemanejes de la cuarta temporada) y cómo, esta vez, las hormiguitas dan
el golpe de Estado. Lo bueno es que hay más Hitting the Fan por venir, pues sus
consecuencias serán tan adrenalíticas como el capítulo en sí. ¿Qué será de Diane,
que parece quedarse sin su puesto en el Tribunal Supremo? ¿Será capaz Will de
filtrar el pucherazo de las elecciones a Gobernador ahora que Alicia también es
su enemiga? ¿Dará Alicia la espalda a Peter cuando se entere del tongo? ¿Habrá
reconciliación en esa Tensión Sexual No Resuelta por excelencia? ¿Ejercerá
Kalinda de doble agente, se mojará por Lockhart & Gardner o por Florrick
& Agos? ¿Conseguirán entenderse los 'nuevos' Will y Diane? Si todo sigue
como hasta ahora, la respuesta a las preguntas serán más puntos para Michelle y
Robert King. Yo que soy muy de comparar me quedo con ellos como los nuevos John
Ford y Douglas Sirk de la tele, que te meten un buen polvo (y también mucho de
crítica política) en pleno prime time de la CBS. Con elipsis lateral, eso sí,
que son muy elegantes.
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