miércoles, 17 de agosto de 2011

Treme, muerte y resurrección

Treme es, además de música, muerte. El primer capítulo de la serie comienza con un desfile de música, y el último de la primera temporada acaba con un entierro. Muerte y música se entrelazan en los diez capítulos iniciales de Treme; toda muerte tiene un tributo de trompeta y saxofón, que parece querer poner a mal tiempo buena música. Así acaba el demorado entierro de David, en que vemos a Ladonna, de negro, bailar y sonreír por fin al son de la música tras despedirse definitivamente de su hermano. Y es que en Treme, la muerte no es del todo negativa, la muerte es un comienzo, al igual que hay que celebrar el entierro de la antigua Nueva Orleans tras el paso de Katrina y saludar el lento nacimiento de la nueva, aunque no disten mucho una de otra. Treme es un Mardi Gras a lo grande.

En la nueva Nueva Orleans, el día de Todos los Santos también puede ser una fiesta. Así comienza la segunda temporada de Treme, de la misma manera agridulce; su primera escena es toda una declaración de intenciones. Un montaje paralelo muestra la visita de los protagonistas a sus familiares fallecidos en el cementerio, en simbólica fecha, con el fondo de acordes de un niño negro que aprende a tocar la trompeta, y a Toni Bernette intentando comenzar de nuevo, al igual que la propia ciudad, tras el suicidio de su marido. La muerte es una intro musical para el resto de capítulos; Batiste conecta el mp3 a un músico moribundo; Annie y otros compañeros tocan días después de que un músico local fuera disparado en la cabeza… “Cariño, la vida es corta. Toquemos una canción”.

Pero primero, antes de esto, Accentuate the positive como season premiere, para que no se olvide. Y de la mano de los más grandes, porque Simon y compañía quieren una despedida y un nuevo principio a la altura de los supervivientes de Treme. En la primera escena de la segunda temporada hay el comienzo y la inocencia de Truffaut, en los planos secuencia que retratan al niño músico en su paseo alrededor del cementerio como si fuera Antoine Doinel en la playa de Los cuatrocientos golpes; y hay la madurez de Resnais en El año pasado en Marienbad, y de Wong Kar-wai en Deseando amar en los travelling que se recrean en los mausoleos de Nueva Orleans, en reverencia al recuerdo que dejan los fallecidos a las generaciones posteriores. Muerte y resurrección; adiós y hola de nuevo en Treme.

3 comentarios:

  1. Es muy agridulce esta serie combinando alegría y tristeza, e incluso las dos a la vez, y eso la hace muy grande.

    ResponderEliminar
  2. Más que una serie es un estado de ánimo. Hacia mucho tiempo que no me llegaban tan adentro unos personajes. Me ha gustado eso que dices de al mal tiempo buena música. Creo que resume muy bien lo que es la serie.

    ResponderEliminar
  3. -satrian: Me parece magistral y único en el audiovisual lo que ha hecho Simon con Treme. Creo que no he visto nada tan positivo que pueda llegar a ser tan duro. Y que esta serie no tenga ningún premio...

    -Watanable: Yo siempre he sido más de tele y cine que musical, pero Treme combina todo a la perfección. Es curioso que hasta los actores, a los que conocemos de The Wire, tengan esa vena musical jeje.

    ResponderEliminar