Debe de estar el pobre animal atragantadísimo con las noches
de domingo de ABC, sobre todo después de las season finale que se han marcado esta
semana Revenge y Once Upon a Time. A ellas nos enfrentamos entre el estupor y
el horror de no haber visto temporadas tan malas en mucho tiempo, el hype ante
un último tramo algo más movidito y la vergüenza de seguir viéndolas,
pero estaba claro que iban a tirar de trampa para dejarnos con ganas de más. Como si fuera un salto del tiburón de los de toda la vida, esos giros que usan las ficciones cuando
las audiencias no las acompañan, y en este caso particular, cuando los pocos
expertos que las apoyaban han tirado también la toalla, para ganarse otra oportunidad
aun sacrificando coherencia. Como de eso ya andaban cortas la maniobra tenía
que surtir efecto sí o sí. Más en el caso de Revenge; la serie de Mike Kelley –¿qué
será de ella tras la marcha de su creador, por mucha supervisión que nos
quieran vender?– se despidió con una finale de dos horas a lo blockbuster:
tras apagones y explosiones en pleno Manhattan, remató con la muerte de Declan
y la confesión de Amanda. El viaje a Neverland en Once Upon a
Time, sin embargo, ha patinado más que su compañera en lógica y también en cliffhanger.
Desde su debut en la parrilla de ABC en septiembre y octubre
de 2011, desde fórmulas muy dispares también, lo de Revenge y Once Upon a Time
han sido curiosamente vidas paralelas: ambas aligeraron la pequeña pantalla con
formatos más frescos (una lideró la legitimación del culebrón de la nueva era,
otra renovó el fantástico con guiños a Perdidos), sobrevivieron como los
mejores estrenos de network y sorprendieron con finales modélicas tras algunos
tropiezos en su primera temporada. Tropiezos que, por desgracia, han sido la
tónica general para las dos en la segunda entrega; no se sabe bien si por no haber estudiado bien sus reglas o por haberlo hecho demasiado al dedillo. Si
sus temporadas iniciales tuvieron buen ojo para definir la dirección de la
serie y los personajes, las últimas han padecido todo lo contrario. Revenge
volvió a emplear el juego temporal para mostrarnos el barco de Jack en el fondo
del océano así como en el capítulo piloto nos sugirió la muerte de Daniel; sin
embargo, la tensión climática ha brillado por su ausencia en el resto de
episodios. Otro suspenso para Once Upon a Time, que comenzó a pelo y se ha
debatido de forma cutre y aburridísima entre el regreso a Storybrooke, la
dimensión real y en los últimos capítulos Nunca Jamás.
La misma tontuna y sinsentido para los personajes, tanto los
protagonistas como los nuevos secundarios. ¿Cuál de entre todas las puñaladas
traperas que acumula Amanda Clarke es la importante, que me pierdo? ¿A quién
quiere, a Jack, a Aiden o a Daniel? ¿Por qué Emma y Snow se han convertido en
los personajes más maniqueos y estúpidos de la televisión? Otro tanto con los
alivios de casting; que alguien me diga para qué han servido Aiden Mathis,
Padma Lahiri o el medio hermano negro en Revenge. Mención aparte merece la
tramposísima treta de la madre de Amanda, el gran cliffhanger de la primera temporada que prometía tramas infinitas para los nuevos capítulos; a Jennifer
Jason Leigh, que podría haber dado muchísimo juego (confío en que volverá para
arrastrar de los pelos a Victoria Grayson por los Hampton), la finiquitan de
manera triste en dos episodios. Once Upon a Time parecía haber tenido más suerte
con Cora y Hook como simpáticos villanos de remplazo hasta que llegaron Greg y
Tamara del mundo real, que dan risa a los esbirros de Cruella de Vil. Por no
hablar del reparto vergonzoso que gasta, desde Jared Gilmore, el niño
protagonista, al logopeda urgente de Emilie de Ravin, que pierde funciones motoras
capítulo a capítulo.
Con este panorama para echarse a llorar cualquiera se anima
a ver una season finale, si acaso por el placer de cerrar temporada y poder
arrancarse los ojos con los deberes hechos. Aún así, nosotros, animales
televisivos, ya sabíamos que Revenge y Once Upon a
Time son series de final de temporada, y hay que tener mucha fuerza de voluntad
para no volver, al menos, a los brazos de Amanda Clarke. Revenge
deja las puertas abiertas a nuevas venganzas –la de Nolan, a quien le han colocado
el muerto de la Iniciativa; la de Jack contra Conrad Grayson, que se ha cargado a Declan en una cruel estrategia para destruir las
pruebas que le implican en la muerte de la falsa Amanda– y otros giros
whatthefuckeantes –el embarazo de Charlotte, el hijo desaparecido de Victoria y
la confesión de Amanda a Jack en el último segundo–. Quien no nos la da con
queso es Once Upon a Time, que nos ha dejado tan abrumados como horrorizados
ante los parentescos de Storybrooke, que es más culebrón que Revenge –Henry es
hijo de Baelfire, el hijo perdido de Rumple, que a su vez tuvo más que palabras
con Cora, la madre de Regina–. Como todo queda en casa, Emma, Snow y familia se alían con Hook para salvar a Henry de Peter Pan, al que parecen haber
sodomizado convirtiéndole en villano de Nunca Jamás. Sal de frutas para el tiburón.
Hombre en lo que respecta a OUAT tiene razón ya que la otra serie no la sigo. Me decepcionó mucho esta temporada xD
ResponderEliminarDesde luego ha sido la peor parada. También creo que el ser menos 'seria' o tener ese tono fantástico la hace mucho más WTF e inverosímil. También lo ha llevado mucho peor que la otra. Todavía tengo que pensar si me animaré con la 3T jeje
ResponderEliminarGracias por el comment!!